domingo, 15 de enero de 2012

UN POCO DE HISTORIA: EL REY CARLOS IV PASA POR CARRICHES


Cerca de un centenar de personas formaron parte del cortejo del rey Carlos IV que acompañó a Sus Majestades a la cacería que preparó en sus tierras de Velada el Conde de Miranda, sin contar la guardia personal, destacamentos militares en todo el recorrido y un nutrido grupo de intendencia y postas.

El viaje lo hizo toda la familia real, excepto los infantes Isabel y Francisco de Paula, además acompañó al Príncipe de Asturias su joven esposa María Antonia de Nápoles.

Las condiciones en que se hizo el viaje no fueron las más idóneas, en la segunda quincena de Diciembre y la primera semana de Enero, en un invierno muy frío y lluvioso, por unos caminos casi impracticables.

La comitiva regia parte del Real Sitio de San Lorenzo el 19 de Diciembre de 1803 a la una y media del mediodía, y llegan a Velada el 21 de Diciembre de 1803, donde son recibidos por sus anfitriones los Condes de Miranda y el Obispo de Ávila, a las seis y media de la tarde.

Durante tres días el rey estuvo de caza en el monte de Velada, mientras que la reina daba paseos por la Villa. El día 24 se trasladan a Talavera donde pasarán 10 días con las continuas visitas de todos los estamentos de la ciudad.

El día 2 de Enero de 1804 regresan S.S.M.M hacia el Real Sitio de Aranjuez. El viaje de este día, aunque penoso “por los muchos barros, atolladeros, cuestas y arenales”, debía concluir en Torrijos, aunque les sorprendiera la noche en el camino.

Tomaron el camino de Madrid y, pasando el puente del Alberche, se desviaron hacia el camino de Toledo. Pasan a través del Soto del Cochino, dejando a la izquierda Montearagón, Aragoncillo y Mañosa.

Cruzan la Villa de Cebolla y a la salida, en una cuesta del camino de Sanchón, los carruajes quedan atascados en un arenal. Lo superaron con más dificultades de lo previsto y siguieron, dejando los ricos olivares Cebollanos a ambos lados del camino, a la derecha el Lugar de Mesegar y más adelante, a la izquierda divisan el Lugar de Erustes.

Pasan por medio de Carriches, pero parte del cortejo tiene que detenerse porque algunos carruajes han sufrido la dureza del camino y han de ser reparados.

Aquí, el texto manuscrito nos viene a confirmar la secular tradición por la que se concedió el Privilegio de Villa a Carriches al haber ayudado a una persona de la Familia Real que había embarrancado en Adovea con su carruaje: “No es decible lo malo del camino en este día: todos tuvieron sus trabajos en los atolladeros. Los príncipes se atascaron cuatro veces y en todas tuvieron que apearse, estando detenidos en Carmena cerca de media hora”.

Pero aquí hay una contradicción: no coinciden los años; el privilegio se concede en 1749 y este hecho acontece en 1804. ¿Cómo se relacionan ambos acontecimientos?

Comenta el cronista con una peculiar ironía que “el más lucido número de señores y damas hicieron noche en Carriches, pueblo reducido, en donde el cura párroco, más político que filósofo, dio la mejor acogida que le fue posible a SS.EE., generosidad que premió S.M. con un canonicato de Murcia”.

Los reyes, el Príncipe de Asturias y demás personas importantes de su Corte siguieron camino hacia Torrijos, donde llegaron a las nueve menos cuarto de la noche.

El famoso cura de Carriches se llamaba D. Ángel Lorenzo y Fernández, y le fue concedido el Canonicato de la Catedral de Murcia el 17 de Enero de 1804.