sábado, 9 de enero de 2010

NUESTRA HISTORIA

LA VIRGEN DEL ROSARIO EN CARRICHES

Los orígenes del Rosario hay que vincularlos en principio a los conventos de la Orden de Predicadores (dominicos) donde desde 1479 se instituyen las denominadas Cofradías del Rosario, corporaciones dependientes de la Orden dedicadas al ejercicio de esta oración y culto a la Virgen. En este año, el Papa Sixto IV confirmó las constituciones de la primera Cofradía de la que se tiene noticia, que es la de Colonia. Todo parece indicar que en el real convento de San Pablo de Sevilla se funda una de estas cofradías en fecha muy temprana, 1481, siendo Prior Fray Alonso de Ojeda, aunque la documentación propia más antigua que se conserva es de finales del siglo XVI. Por estas fechas, la oración del Rosario se hallaba prácticamente conformada tal y como hoy la conocemos, tras una larga evolución en sus elementos a partir de las sencillas recitaciones de las avemarías que se detectan ya en el siglo XIII y que diversos autores asocian con la figura de Santo Domingo de Guzmán. Lo que no cabe duda es que fueron los dominicos sus principales impulsores, especialmente ya en la segunda mitad del siglo XV Alano de la Roche, a quien se atribuye la difusión definitiva de este rezo y la iniciativa de las Cofradías del Rosario.

No obstante, la difusión de la devoción avemariana no adquirirá un carácter general hasta la segunda mitad del siglo XVI, especialmente a raíz de la Batalla Naval de Lepanto (1571) en que la gran victoria de la Armada cristiana sobre el Turco fue, al parecer, atribuida a la milagrosa intervención de la Virgen del Rosario y a la coincidencia de que el mismo día la Cofradía establecida en Roma había salido en procesión por las calles alabando a la Virgen. El hecho fue que en 1573 el Papa Gregorio XIII expidió un Breve estableciendo el primer domingo de octubre como festividad de la Virgen del Rosario a celebrar en aquellos lugares donde hubiera altar o capilla dedicada a esta advocación. La festividad se hizo general para toda la Iglesia española en 1671.

Entre todas las cofradías que tuvo Carriches, tan sólo ésta conserva sus ordenanzas, practicadas en el año 1848 para conseguir su licencia. Y no es que fuera fundada en este año, sino que ya en 1597 aparece en el inventario de fábrica de la iglesia un pendón de esta cofradía. Ello nos lleva a afirmar que es de antigua veneración.

Su fiesta se celebra el 7 de Octubre, día de la Purificación y del Rosario. Comenzaban con una novena a la Virgen, se celebraba una misa con vísperas y se decía un sermón.

En el ofertorio, y según la tradición, se hacían unas ofrendas a la Virgen, consistentes en una pareja de pichones y unas roscas de mazapán.

Ya por la tarde, se sacaba su imagen en procesión por las calles del pueblo.

Los ingresos que tenía esta cofradía provenían de las rentas de las tierras y, principalmente, de las cuotas de nómina que cada cofrade entregaba, de 4 a 8 reales cada uno.

Para entrar en esta cofradía no debían cumplirse condiciones especiales, pudiendo ser de distinto sexo, edad o condición. El cura era la persona encargada de inscribir a los nuevos cofrades, recibiendo la cuota o limosna de entrada, la que era entregada al tesorero.

La cofradía estaba regida por una junta de gobierno, compuesta por un hermano mayor, un conciliario eclesiástico o director espiritual, un secretario, un contador, un tesorero y un mayordomo. Eran nombrados por los hermanos de la cofradía.

El primer Domingo de Enero se convocaban los oficios para elecciones de la junta y el primer Domingo de Febrero se realizaba la votación.

Las funciones que se realizaban eran:

Los primeros domingos de cada mes se consideraban consagrados al culto y obsequio de la Santísima Virgen. Estos días se hacía una lección y meditación. Después se rezaba el rosario y se decía un sermón sobre el evangelio.

Todos los Sábados del año se rezaba una salve a la Virgen.

IN MEMORIAM


IGNACIO GÓMEZ HERNÁNDEZ: UN CARRICHANO...

Nacido en Madrid en el año 1.938, en plena contienda civil (hacia la mitad), en el seno de una familia humilde que, como otras, basó su progresión en el trabajo, lealtad, fidelidad y apoyo y refuerzo del concepto “familia”.

Ocupó el centro cronológico de la descendencia familiar (es el segundo de tres hermanos) y parece que este lugar fuera el referente de su vida pues, entre otras muchas, destaca como virtud su “equilibrio” en el hablar, expresar sentimientos, acciones y relaciones, etc.… lo que se conoce como una persona centrada.

Su nacimiento en Madrid, no fue más que una mera circunstancia ya que al terminar la guerra civil, la familia regresa a sus orígenes: Carriches. Aquí se puede decir que comienza la vida de nuestro protagonista. Aquí da sus primeros pasos junto a Sagrario, su hermana, quien le ayudará y orientará desde su infancia y con quien siempre mantendrá una unión espiritual hasta sus últimos momentos ( “tengo a María Auxiliadora, por mi hermana y la Virgen de la Encina, por carrichana”).

El nacimiento de Julián, su hermano pequeño, le deja situado definitivamente en el centro y casi sin darse cuenta va adquiriendo esa personalidad que le va a caracterizar allá por donde se movió y desarrolló su actividad. La responsabilidad de ayudar y proteger al hermano más pequeño modela su figura de líder hasta convertirse, a la muerte de sus padres, en el nuevo referente familiar.

En Carriches, Ignacio, vivió su infancia y parte de su juventud. Trabajó con su padre en la carpintería (él era un “manitas”), ayudó y contribuyó en la economía familiar y, de la mano de sus padres, se introdujo de lleno en la historia viva de Carriches: la escuela, la parroquia, la ermita, los quintos, el trabajo, las fiestas, los amigos, las amigas,… hacer y participar en Carriches.

Como otros muchos carrichanos de esta generación, Ignacio salió del pueblo para buscar su progreso y una mayor formación. Ingresó en la policía nacional donde, su talante moderador, trabajo y constancia le valieron el respeto de superiores y subordinados (se licenció con el grado de capitán).

En la vida de un gran hombre siempre está una gran mujer. En el caso de Ignacio, Pili (otra carrichana) va a ser quien complemente, con su carácter abierto y alegre, la vida de este hombre. Junto a Pili y en Madrid, por razones de trabajo, van a fundar su hogar que con el paso de los años se verá bendecido por tres nuevos miembros: José Ignacio, Sagrario y Pilar. Ignacio fue un hombre comprometido con los demás; a pesar de que en estos tiempos se requería de un trabajo extra para complementar la economía familiar, él participaba ya en la parroquia de su barrio.

Aunque su actividad económica la desarrolló en Madrid, Carriches fue siempre su objetivo final. Nunca regateó esfuerzos para todo lo que tuviera que ver con Carriches: Participó y colaboró siempre con la parroquia (durante algún tiempo muy activo como catequista), con la hermandad de la Virgen ayudando en sus presentaciones, moderando en las reuniones y ofreciendo su personalidad allá donde se necesitase.

Seguramente se podrían escribir muchas y mejores anécdotas relacionadas y en torno a la figura de Ignacio. Estamos seguros de ello. Nosotros, desde la Revista Cultural Adovea, en la que también participó con una entrevista (nº. 7 junio de 1999) queremos recordarle y homenajearle como un carrichano comprometido con su pueblo, con sus raíces, con su cultura, con su historia a la que ya pertenece por méritos propios (muchos podéis escuchar su voz en el último DVD sobre Carriches), con su Virgen a la que devocionaba con una fe indestructible, con…sus paisanos y amigos que junto a su familia supuso el principio de todo lo demás. Hoy queremos destacar en la figura de Ignacio la unión de todos en el trabajo por una causa común: Carriches y sus gentes.

Desde estas páginas queremos, con vuestro permiso, y en nombre de todos: familia, amigos, vecinos,… Carriches, darle un APLAUSO y AGRADECERLE el tiempo que ha estado con nosotros. ¡GRACIAS IGNACIO! Allí donde te encuentres, te pedimos que intercedas por todos y cada uno de nosotros.

Seguro que los que le habéis conocido tendréis un recuerdo importante, seguro que si. Nosotros también, y yo personalmente, en este tiempo de adviento y después de la misa del domingo en la que hemos aludido en el cántico de entrada: ”…vamos a preparar los caminos del Señor…”, quiero recordar los momentos que, por suerte, hemos compartido con distintas actuaciones y opiniones relacionadas con la Iglesia, la Ermita, la revista,…

¡GRACIAS! otra vez por tu amistad.

Y ¡GRACIAS! Igualmente a Pili, Sagrario, Julián, José Ignacio, Sagrario y Pilar por este ENCINERO DE LA VIRGEN, UN CARRICHANO… DE FE.

COLABORACIÓN

DE NUEVO NAVIDAD

En una sociedad cansada, estos momentos festivos a veces aparecen como simples fiestas que no hacen sino aflorar la derrota de una existencia mediocre... Preguntemos a los niños, veamos su cara ilusionada ante las Navidades, sorprendámonos con su sorpresa ante la llegada de los Reyes...

En esta ocasión la Revista Adovea quiere retomar su apuesta por la vida y la historia de nuestro pueblo. Quiere recoger las tradiciones de este momento importante en el ritmo cotidiano de una sociedad rural que sabía conjugar en su horizonte la vida cotidiana con el festejo en un ritmo temporal y cristiano (al hilo de las labores agrícolas, los tiempos climáticos y el santoral).

Navidad en esta ocasión es memoria, convencida de que ésta es la única que nos remonta a los profundos moldes de nuestra existencia, haciéndonos redescubrir los sueños de nuestra vida en cuanto referencias a nuestro subsistir en un ambiente y cultura determinados.

Navidad como relato, porque desde ahí el pasado se hace presencia narradora de una historia colectiva que el propio sujeto (pueblo de Carriches en nuestro caso) ha ido generando a lo largo de los siglos.

Navidad. Memoria y relato aunque sólo fuera para rescatar del olvido... Pero no simplemente por eso. La realidad hecha memoria y relatada es la que abre la posibilidad de armonía y de futuro; no para recobrar hábitos trasnochados y maneras de antaño, sino para afrontar el nuevo rostro que todos necesitamos -desde las raíces de nuestra historia- rodeado de la ingenuidad, la bondad y la fiesta.

Todo ello lo presentaremos en dos apartados: la memoria de las Navidades de antaño y las canciones, villancicos que se entonaban. En múltiples ocasiones se repite o se contradice; no importa, el conjunto es lo que recrea la Navidad de Carriches.

Agradeceremos la colaboración en la narración de todos los que quieran colaborar con nosotros. Será la mejor manera de que quede constancia para el futuro.

EDITORIAL



OTRO AÑO QUE SE NOS VA

El año 2009 se acaba. Se va, como dirían nuestros mayores, en un abrir y cerrar de ojos, como pasa la noche de una fiesta agradable.

El tiempo pasa, lo sabemos, y con él los años y las gentes de Carriches, pero las obras quedan. Entre esas obras que se han realizado en este año que dejamos podemos encontrar:

La finalización de las obras y restauración de la parroquia de la Cátedra de San Pedro en Antioquía de Carriches.

Gracias al Plan E se pavimentan la Calle Real y Calle de la Veguilla.

También se produjeron las elecciones al parlamento europeo, el pasado día 7 de junio, con la victoria del PP sobre el resto de las formaciones políticas.

En este punto no queríamos olvidar y hacer mención de todas las personas que han fallecido durante este año en nuestro pueblo, como el Tío Benito, Ignacio o Julián. Ya se encuentran correteando entre los encinares del cielo, de la mano de nuestra Virgen.

Con las últimas campanadas de este año, con las tradicionales 12 uvas, daremos paso al año nuevo, lleno de hechos y acontecimientos que recordaremos por mucho tiempo; por ejemplo el proyecto de restauración de la ermita de la Virgen de la Encina y todo su entorno.

Desde nuestra asociación, mediante las páginas de esta Revista Cultural Adovea, despedimos el año 2009 y damos la bienvenida al que esperamos sea un año lleno de esperanza, paz y amor: Feliz Navidad. Feliz Año 2010.